jueves, 23 de julio de 2009

Yume

Voy donde las sombras son más grandes,
hacia la luz de tu espíritu.

Veo un sueño pasado que ahora no es más
que un recuerdo de lo que fui.

Intento acercarme a ti,
pero la luz de tu mirada
no me deja ver el final del camino.
Intento alejarme de ti,
pero la sombra que proyectas
no me deja ver lo que dejé atrás.



Lyrics from Melvasound

miércoles, 22 de julio de 2009

Idas de cabeza psicodélicas



- "Sombras espectrales sobre mar arenoso azul celebrando el triunfo ultravioleta sobre los protectores solares" -




- "Distorsionando la realidad" -

lunes, 20 de julio de 2009

El Monstruo Sin Nombre

Erase una vez en un país muy lejano un monstruo sin nombre… Un monstruo solitario en una extraña tierra.

El monstruo deseaba tener un nombre con todas sus fuerzas, así que un día decidió partir de viaje en busca de uno. Pero el mundo es demasiado grande, así que se dividió en dos para continuar el camino. Uno de ellos fue al este y el otro al oeste.

El monstruo que fue al Este encontró una pequeña aldea con un gran castillo. A las puertas de la aldea se cruzó con un herrero en su forja.

- ¡Oh señor herrero! Por favor ¿puede darme su nombre? – Preguntó el monstruo

- No pienso darte mi nombre – Replicó el herrero.

- Si me das tu nombre a cambio, me introduciré en ti y te haré más fuerte.

- ¿En serio? – dubitativo el herrero - si me vas a volver más fuerte, te daré mi nombre.

El monstruo entró en el herrero, y de esta forma, el monstruo se convirtió en el herrero Otto.

Otto se convirtió en el hombre más fuerte de la aldea, siempre lograba terminar sus trabajos a tiempo y hacía grandes alardes de su poder...sin embargo un día.

- ¡Miradme! ¡Miradme!... ¡Mirad qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!

“Grush, grush...ñam, ñam...glup”

El monstruo, que tenía mucha hambre, se comió a Otto desde sus entrañas. Y el monstruo volvió a ser un Monstruo Sin Nombre.

Aunque también se introdujo en el zapatero Hans, a cambio de aumentar sus habilidades...el hambre que sentía era muy grande...

“Grush, grush...ñam, ñam...glup”

Así que se comió a Hans desde dentro, volviendo a ser un monstruo sin nombre.

Aunque hablara con el cazador Tomas y le diera su destreza a cambio de su nombre…

“Grush, grush...ñam, ñam...glup”

Una vez más volvió a ser un monstruo sin nombre. Hambriento y desorientado llegó a las puertas del castillo del Reino, entró en busca de un buen nombre.

Asomó su gran cabeza verde por una de las ventanas del castillo y contempló tendido en la cama a un niño. Era el Príncipe del Reino que desde meses atrás sufría de una extraña enfermedad que le impedía moverse de allí.

- Si me das tu nombre, te haré más fuerte - dijo el monstruo

- Si logras que me recupere y me haga más fuerte, te daré mi nombre – contestó el niño moribundo

El monstruo se introdujo en el niño. El niño se recuperó totalmente casi en el acto. El Rey estaba muy contento…

- ¡El príncipe se ha curado!... ¡El príncipe se ha curado! - Gritaban de alegría en el Palacio

Hubo una semana de festejos en honor al Príncipe recuperado.

Como al monstruo le gustaba mucho el nombre del niño y también la vida en el castillo, decidió contener sus instintos, aunque se moría de hambre. Pasaban los días y las semanas aguantando esa hambre atroz. Pero llegó a tener tanta hambre…

- ¡Miradme! ¡Miradme!... ¡Mirad qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!

El niño comenzó a comerse a sus sirvientes, a sus amigos y a su propio padre...a todos

“Grush, grush...ñam, ñam...glup”

Ya no quedaba nadie así que el niño decidió partir de viaje. Caminó y caminó durante muchos días. Un día, el niño, se encontró con el monstruo que había ido al Oeste...

- ¡Ya tengo nombre! – Exclamó lleno de júbilo - es un nombre muy bonito

- No necesitas un nombre - contestó el monstruo del Oeste - Puedes ser feliz sin un nombre, somos monstruos sin nombre al fin y al cabo…

El niño no pudo aguantar más el hambre y se comió al monstruo que había ido al Oeste

“Grush, grush...ñam, ñam...glup”

Aunque por fin había conseguido un nombre, no quedaba nadie que lo pudiera llamar por su nombre aún siendo Johan un nombre tan bonito